Artículo: Mascarillas, higiene de manos y alergia

Actualización

Puntos clave

  • El uso de mascarillas de tipo FFP2 protege frente a la inhalación de virus y de otras partículas transportadas por el aire, lo que reduce los síntomas de la rinitis alérgica, el consumo de medicamentos de rescate y las visitas a los servicios de urgencias1,2.
  •  El uso prolongado de las mascarillas puede provocar alteraciones en la piel y aumentar la sensibilidad a los agentes irritantes4.
  • Se han descrito casos de dermatitis de contacto alérgica a diversos componentes de las mascarillas, como por ejemplo, el formaldehído, los derivados del poliuretano o el bronopol4–6.
  • La higiene de manos frecuente con agua y jabón o con gel hidroalcohólico altera la integridad de la barrera epidérmica y puede provocar alteraciones dermatológicas, desde xerosis hasta dermatitis de contacto7,8.
  • Para evitar las reacciones cutáneas asociadas al uso de las mascarillas y a la higiene de manos, conviene mantener una hidratación adecuada de la piel y utilizar, preferentemente, productos hipoalergénicos4,7–9.

 

Introducción

La pandemia provocada por el coronavirus ha obligado a adoptar medidas preventivas para reducir los contagios en la población, de entre las que destacan el uso de mascarillas o la higiene de manos mediante el lavado con agua y jabón o la aplicación de gel hidroalcohólico.

En este artículo se revisa el impacto de estas medidas en los pacientes alérgicos y se proporcionan consejos prácticos para evitar los posibles efectos indeseados.

Mascarillas

Las mascarillas se han convertido en un elemento vital para frenar la expansión del coronavirus, ya que actúan como una barrera de filtración entre el entorno y el portador. La eficacia de una mascarilla depende, por un lado, de lo bien que se ajuste a la cara y, por otro lado, de la capacidad de filtración, es decir, del tamaño de partícula que es capaz de retener4.

Las mascarillas quirúrgicas filtran el aire exhalado, de modo que retienen los microorganismos contenidos en las gotas expulsadas al toser o estornudar y evitan que las personas infectadas contagien a la población. Sin embargo, no protegen al portador de inhalar los virus, ya que no retienen partículas <1 μm1 y tampoco protegen adecuadamente de la exposición al polen, ya que no permiten un ajuste facial adecuado2.

Por otro lado, las mascarillas de tipo FFP2 (filtering face pieces) están diseñadas para lograr un sellado facial óptimo, tienen una eficacia de filtración del 94 %4 y retienen partículas de hasta 0,3 μm, lo que incluye a los virus y otras partículas transportadas por el aire1,2. De acuerdo con la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), este tipo de mascarillas reduce hasta un 80 % las partículas de polen y polvo en el aire inhalado, por lo que recomiendan su uso en pacientes alérgicos1.

De hecho, en un estudio llevado a cabo por el Comité de Expertos de la SEAIC el uso de mascarillas alivió los síntomas de la alergia, lo que redujo el consumo de medicamentos de rescate y la asistencia a los servicios de urgencias1. Por otro lado, un estudio que incluyó a enfermeras con rinitis alérgica crónica demostró que, a pesar de la diferencia eficacia de filtración, tanto las mascarillas quirúrgicas como las de tipo N95 —con una eficacia de filtración del 95 %4, similar a las de tipo FFP2— reducían la gravedad de los síntomas de la rinitis3.

Las mascarillas reducen hasta un 80 % las partículas de polen y polvo en el aire inhalado, lo que puede disminuir la gravedad de los síntomas de la rinitis alergia, el consumo de medicamentos de rescate y las visitas a urgencias1,3.

Sin embargo, el uso de las mascarillas durante períodos de tiempo prolongados aumenta la sudoración, la humedad y la fricción, lo que puede provocar sequedad de la piel, urticaria, lesiones por presión, picor o exacerbaciones de enfermedades dermatológicas preexistentes. Además, el incremento de la temperatura y de la humedad aumenta la permeabilidad de la piel y la sensibilidad a los agentes irritantes, lo que favorece la aparición de dermatitis de contacto irritante o alérgica4.

El uso prolongado de las mascarillas puede alterar la permeabilidad de la piel y la sensibilidad a agentes irritantes, lo que aumenta el riesgo de desarrollar dermatitis de contacto irritante o alérgica4.

En las mascarillas se han identificado diversos componentes que podrían desencadenar dermatitis de contacto alérgica en pacientes sensibilizados, como el formaldehído —utilizado en la fabricación de las mascarillas de polipropileno—, el tiuram —presente en las gomas elásticas—, los derivados del poliuretano —utilizados para fabricar la almohadilla del puente nasal presente en algunas mascarillas— o el bronopol, entre otros4–6.

En el caso de las mascarillas de tela, dado que deben lavarse cada día para eliminar los microorganismos, la exposición continua a los componentes y perfumes de los detergentes también puede aumentar el riesgo de desarrollar dermatitis de contacto4. Además, algunas de estas mascarillas son de fabricación casera y no tienen etiquetas que informen sobre su composición, por lo que pueden contener alérgenos sin que el portador sea consciente4.

Higiene de manos

Con el fin de reducir la transmisión del coronavirus, las autoridades sanitarias recomiendan lavarse las manos durante 20 segundos con agua y jabón o, si no estuvieran disponibles, con un desinfectante de manos que contenga, al menos, un 60 % de alcohol7,8. Aunque la eficacia de esta medida es incuestionable, la higiene de manos frecuente puede provocar alteraciones en la piel que abarcan desde la xerosis hasta la dermatitis de contacto irritante o, con menor frecuencia, alérgica7.

Estas alteraciones son el resultado del exceso de humedad debida al continuo lavado de manos y del uso de jabones, detergentes o soluciones alcohólicas, que alteran la integridad de la barrera epidérmica al eliminar la capa lipídica de la piel y desnaturalizar las proteínas. En consecuencia, aumenta la permeabilidad y la sensibilidad de la piel a los agentes externos. Además, los propios productos de higiene pueden contener surfactantes, conservantes o fragancias capaces de desencadenar reacciones alérgicas en pacientes sensibilizados8. La dermatitis alérgica inducida por el gel hidroalcohólico es muy infrecuente7,10, aunque también puede contener alérgenos, como el propilenglicol o fragancias8.

La humedad, junto con los jabones, detergentes y desinfectantes utilizados en la higiene de manos, altera la integridad de la barrera epidérmica y puede provocar alteraciones en la piel7,8.

Los problemas asociados a la higiene de manos se agravan en el caso de utilizar guantes protectores, una práctica extendida entre la población durante la pandemia. El uso de guantes aumenta la sudoración de las manos y puede causar reacciones alérgicas a sus componentes —como por ejemplo, el látex o los aceleradores utilizados en la fabricación de otros tipos de guantes considerados menos alergénicos, como los de nitrilo—7,8.

Recomendaciones

Para evitar las reacciones cutáneas asociadas al uso prolongado de la mascarilla y a la frecuente higiene de manos, se recomiendan las siguientes medidas preventivas:

  • Seleccionar el tipo y la talla de mascarilla más apropiada para cada situación y cada persona4,9. En caso de tener una alergia conocida a un componente específico de las mascarillas, se deben utilizar mascarillas fabricadas con otros materiales y, si no fuera posible, se pueden colocar dos capas de gasa en la parte interior de la mascarilla4.
  • Utilizar exclusivamente mascarillas certificadas que contengan información sobre la composición para evitar la exposición a posibles alérgenos4.
  • Antes de ponerse la mascarilla, conviene lavarse la cara con agua y limpiadores no jabonosos, preferentemente sin aditivos9. Se puede aplicar una capa de crema hipoalergénica en la cara para que actúe como barrera protectora entre la mascarilla y la piel11.
  • Utilizar la mascarilla durante el tiempo imprescindible y sin sobrepasar el tiempo de uso recomendado por el fabricante9.
  • Es preferible lavarse las manos con agua tibia o fría, ya que la temperatura elevada (superior a 40 °C) altera la estructura de la piel y aumenta la permeabilidad8.
  • Después de lavarlas, deben secarse perfectamente las manos, incluidos los dedos y los espacios interdigitales9. Se recomienda secarlas mediante maniobras suaves para evitar la irritación7.
  • Tras la higiene de manos y/o cada 3 o 4 horas, conviene aplicar cremas emolientes —preferentemente hipoalergénicas y sin fragancias— para mantener la hidratación de la piel y restaurar la barrera hidrolipídica7–9.
  • En pacientes con piel sensible que experimentan episodios de dermatitis con frecuencia, el tratamiento con ciclos cortos de corticosteroides tópicos puede ser útil para reducir los signos y síntomas de la inflamación7.
  • Si se sospecha dermatitis de contacto alérgica a las mascarillas o a los productos de higiene, se deben realizar pruebas epicutáneas para identificar el alérgeno responsable de la reacción y evitar la exposición en el futuro4,10.
  • Si las erupciones se mantienen o aparecen síntomas inflamatorios, conviene derivar al dermatólogo para que paute un tratamiento adecuado y evite el desarrollo de complicaciones4.

Conclusiones

El cumplimiento de las medidas preventivas recomendadas por las autoridades sanitarias es esencial para controlar la expansión del coronavirus. No obstante, el uso prolongado de las mascarillas, el lavado de manos frecuente y la aplicación constante de gel hidroalcohólico pueden provocar efectos indeseados, como lesiones en la piel o exacerbación de reacciones alérgicas en pacientes susceptibles. Para minimizar el impacto de estos efectos indeseados conviene mantener una hidratación adecuada de la piel y evitar el uso de productos cuya composición pueda desencadenar reacciones alérgicas.

Bibliografía

  1. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Uso de mascarillas en pacientes alérgicos [Internet]. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. 2020 [citado 3 de mayo de 2021]. p. 3. Disponible en: https://www.seaic.org/download/10718/
  2. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Preguntas frecuentes sobre la relación de las enfermedades alérgicas, en particular las debidas a pólenes ambientales y la infección por coronavirus [Internet]. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica . 2020 [citado 7 de mayo de 2021]. p. 5. Disponible en: http://www.allergytherapeutics.es/wp-content/uploads/2019/01/recomendaciones_covid-19_-_seaic.pdf
  3. Dror AA, Eisenbach N, Marshak T, Layous E, Zigron A, Shivatzki S, et al. Reduction of allergic rhinitis symptoms with face mask usage during the COVID-19 pandemic. J Allergy Clin Immunol Pract. 2020;8:3590-3.
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  6. Xie Z, Yang YX, Zhang H. Mask-induced contact dermatitis in handling COVID-19 outbreak. Contact Dermatitis. 2020;83:166-7.
  7. Beiu C, Mihai M, Popa L, Cima L, Popescu MN. Frequent Hand Washing for COVID-19 Prevention Can Cause Hand Dermatitis: Management Tips. Cureus. 2020;12.
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  9. Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad, Española de Médicos Generales y de Familia. Cuidados y atención a los problemas de la piel en tiempos de COVID-19 [Internet]. Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. 2020 [citado 3 de mayo de 2021]. Disponible en: https://www.semg.es/images/2020/Coronavirus/20201118_doc_tecnico_dermatologia.pdf
  10. Wei Tan S, Chiat Oh C. Contact Dermatitis from Hand Hygiene Practices in the COVID-19 Pandemic. Ann Acad Med Singap. 2020;49:674-6.
  11. Patella V, Delfino G, Florio G, Spadaro G, Chieco Bianchi F, Senna G, et al. Management of the patient with allergic and immunological disorders in the pandemic COVID-19 era. Clin Mol Allergy. 2020;18:18.

Revisado el 17 de enero de 2023.

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