Más del 50% de los hombres de 60 años padecerá hiperplasia benigna de próstata

La HBP no es un proceso maligno y, además, se tiene constancia de que la aparición de esta patología urológica está muy ligada al envejecimiento del varón. Se trata, tal y como ha reiterado el experto, del tumor benigno más habitual en los hombres y su prevalencia aumenta con el paso de los años.

La enfermedad da la cara por la presencia de alteraciones en la micción que pueden oscilar, de menos a más graves, siendo las más comunes la dificultad para comenzar a orinar, permanencia de la dificultad tras haber orinado, sensación de no haber vaciado la vejiga por completo, micción dolorosa, necesidad de variar la vejiga constantemente, nicturia (aumento de la frecuencia de la necesidad de orinar por la noche), sensación de urgencia que acompaña a la necesidad de orinar, pérdidas ocasionales de orina, imposibilidad total de orinar e incontinencia urinaria.

Aunque en un primer momento los síntomas urinarios no sean muy molestos, el doctor ha destacado la importancia de descartar causas de fondo y evitar la obstrucción de las vías urinarias. Y es que, en estos pacientes son frecuentes la aparición de infecciones urinarias y, ocasionalmente, puede darse sangre en la orina. Con el tiempo llegan a producirse cálculos en la vejiga e incluso daño renal provocado por la retención urinaria.

“Aún existe cierta reticencia por parte de los hombres a hacerse revisiones médicas periódicas, pero cada vez más el varón va asumiendo que esta es una medida esencial para evitar complicaciones. Las campañas de divulgación y concienciación, como se ha hecho durante las últimas décadas, por ejemplo, con el cáncer de mama, son muy eficaces en este sentido”, ha argumentado el urólogo.

Las pruebas para detectar la HBP son el análisis de orina, el tacto rectal, ecografía, y análisis de sangre con la determinación del antígeno prostático específico (PSA). “Un diagnóstico precoz de los problemas de próstata puede ayudar a que se realice un tratamiento conservador que permita mejorar la sintomatología y calidad de vida del paciente. Sin embargo, el tratamiento definitivo deberá ser quirúrgico antes de que aparezcan complicaciones. Para ello es fundamental, como hemos dicho antes, de realizar revisiones periódicas a partir de los 40 años”, ha aclarado Sánchez de la Muela.

El tratamiento conservador consta de fármacos y de una serie de consejos de salud que pueden ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida como, por ejemplo, no tomar más de dos litros de líquidos al día, restringir los líquidos antes de ir a dormir o en viajes largos, evitar el estreñimiento, moderar el consumo de alcohol y cafeína, evitar los picantes y optar por comidas con fibra en vez de ricas en grasas

Ahora bien, cuando la HBP ya está en un grado avanzado es necesario recurrir a la cirugía, si bien el doctor ha asegurado que las intervenciones quirúrgicas son cada vez menos invasivas y los riesgos de impotencia e incontinencia son mínimos.

Fuentes

  1. Europa Press

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