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Barreras comunicativas entre médico y paciente: ¡derríbalas!

Seguro que en el día a día de la consulta has notado que algunos pacientes no reaccionan igual a tus explicaciones, aunque tengan exactamente la misma enfermedad; o que un paciente que habitualmente viene acompañado tiene una actitud distinta el día que viene solo.

Es algo completamente normal, ya que cada persona es diferente y no reacciona igual en la misma situación. Es en estos momentos cuando toma valor la comunicación entre el profesional y el paciente, que puede verse afectada por muchas barreras. En este post te ayudamos a identificar esas barreras y a derribarlas, para que la comunicación con tus pacientes sea más fluida.

Identificando barreras

El primer paso será reconocer a qué tipo de barreras os enfrentáis tu paciente y tú. Las barreras pueden ser de muchos tipos, por ejemplo:

  • Ambientales: mucho ruido, una mesa demasiado grande…
  • Físicas: el paciente tiene dolor, fatiga o una discapacidad sensorial…
  • Psicológicas: barreras emocionales, dependencia, culpabilidad…
  • Socioculturales: familia, religión, lenguaje…

La existencia de una barrera que afecta a la comunicación puede estar muy clara (por ejemplo, cuando un paciente te «acusa» de ser demasiado joven) o, por el contrario, ser mucho menos explícitas y manifestarse solo como señales. Una de ellas es la discordancia verbal-no verbal; un ejemplo sería el paciente que pone una evidente cara de tristeza mientras te cuenta que las cosas le van genial con su pareja.

Otros signos indirectos de que puede que algo ande mal en el proceso comunicativo son la resistencia del paciente a tocar algún tema o el incumplimiento terapéutico, entre otros.

Una vez que sospechas que existe una barrera, te toca desplegar tus dotes de entrevistador para descubrir qué es lo que pasa realmente. Una buena forma es preguntar al paciente de forma más o menos directa lo que ocurre: «Me da la sensación de que no estás muy contento con el tratamiento que te propongo… ¿Estoy en lo cierto?».

Derribando barreras

Una vez que has identificado las posibles barreras, llega el momento de superarlas. En realidad, ya has empezado a hacerlo al explorar los sentimientos y preocupaciones del paciente durante el proceso de identificación de la barrera. Al expresar interés y empatía, trasmites el mensaje de que entiendes a tu paciente y de que estás dispuesto a actuar de manera razonable y apropiada.

En cuanto a ti, es muy importante que conozcas tus propios límites, recursos y posibilidades. La falta de reconocimiento puede hacer que no desarrolles todo tu potencial, mientras que un exceso puede desembocar en tomarte demasiadas licencias y perjudicar al paciente.

En cuanto al día a día en tu consulta, te presentamos una lista de consejos que puedes aplicar sin esfuerzo y de manera inmediata, en función de cada barrera:

  • Ambientales. Asegúrate de que tenéis privacidad (puertas cerradas, sin interrupciones), evita escribir en exceso en el ordenador (o, en su defecto, explica previamente al paciente que no te queda más remedio que hacerlo) y mantén el contacto visual, así como una cercanía adecuada.
  • Físicas. Pregunta al paciente cómo se encuentra en ese momento. Si tiene alguna discapacidad, explora sus vías de comunicación y adáptate a ellas para fomentar la comunicación y la comodidad.
  • Psicológicas. Las barreras de esta naturaleza son muy diversas, pero la principal medida ante una barrera emocional es proporcionar apoyo y saber comunicar algún tipo de reconocimiento o empatía. En caso de una barrera psicológica más próxima al trastorno mental, es adecuado ajustar el estilo del médico a la personalidad del paciente.
  • Socioculturales. Estas barreras son las más variadas.

Cuando haya otras personas involucradas, asegúrate de proteger la confidencialidad y privacidad del paciente y de contar con su permiso.

Trata de adecuar tu lenguaje al nivel educativo del paciente; lo mejor es evitar los términos demasiado técnicos y explicarlos cuando no te quede más remedio que usarlos. Al final, asegúrate de que te ha entendido correctamente.

Si se trata de una enfermedad estigmatizada, empatiza con los sentimientos de vergüenza o desesperanza que suelen estar asociados a estas enfermedades.

Puedes encontrarte barreras asociadas a la superstición, religión o creencias sobre las enfermedades y la medicina. La recomendación en este caso es conocer al paciente para establecer una relación fuerte.

Esperamos que este artículo haya sembrado la semilla que te empuje a indagar más en las barreras que influyen en la comunicación con tus pacientes y en los mecanismos para derribarlas. Recuerda que, en última instancia, la relación médico-paciente se fundamenta en una relación entre dos personas que pueden ser muy diferentes, pero que siempre buscan un beneficio común.

Referencias

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