Resumen
Existe cierta controversia sobre la relación entre la rinitis alérgica (RA) y los trastornos del sueño durante la infancia. Esta revisión repasa los estudios que han investigado la asociación entre la RA y los trastornos del sueño, describe los mecanismos que podrían explicar esta relación y analiza las repercusiones del tratamiento de la RA en el sueño de los niños.
Comentario
Las manifestaciones típicas de la RA —estornudos, picor, rinorrea y congestión nasal— pueden favorecer la aparición de trastornos del sueño o empeorar los ya existentes.
La prevalencia de la RA es de entre el 10 % y 30 % en los adultos y, según algunos estudios, de casi el 40 % en los niños. La RA sigue un patrón circadiano, de forma que los síntomas, los parámetros de laboratorio y la respuesta al tratamiento oscilan durante el día y la noche.
En la mayoría de los pacientes con RA, los síntomas empeoran durante la noche o a primera hora de la mañana, lo que altera el sueño y reduce la calidad de vida durante el día.
Los trastornos del sueño afectan a entre el 11 % y el 47 % de los niños y los adolescentes. Las alteraciones del sueño en los niños reducen la calidad de vida, ya que provocan cansancio y somnolencia durante el día y se asocian con un mayor riesgo de sufrir alteraciones de la función inmunitaria, ansiedad, déficit de atención, problemas de memoria, alteración del comportamiento, irritabilidad, depresión, retraso del crecimiento, desequilibrio hormonal, hipertensión, bajo rendimiento académico, mayor tasa de accidentes, drogadicción y enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
El impacto de la RA en la cantidad y la calidad del sueño puede tener consecuencias que, aunque no están directamente relacionadas con la enfermedad, afectan a la calidad de vida de los pacientes.
Relación entre la RA y los trastornos del sueño
Muchos estudios han demostrado una asociación entre la RA y los trastornos respiratorios del sueño en la infancia, aunque el grado de certidumbre es moderado. Por otro lado, mientras que algunos estudios han relacionado la gravedad de la RA con la gravedad de la AOS, otros no han conseguido demostrar esta asociación.
Los trastornos respiratorios del sueño constituyen una parte importante de la morbilidad asociada a la RA y, aunque existe cierta controversia, se considera que la RA aumenta el riesgo de AOS.
Aunque el papel que juega la inflamación nasal en los trastornos respiratorios del sueño no está del todo claro, la RA afecta al 35 % de los niños con ronquido primario y al 6 % de los que tienen AOS.
Los trastornos respiratorios del sueño, además de con la RA, parecen estar relacionados con la atopia. En este sentido, hay estudios que señalan una asociación entre la atopia y los ronquidos durante la infancia, mientras otros relacionan la atopia con la gravedad de la AOS.
La RA podría provocar cansancio durante el día o fragmentación del sueño sin necesidad de afectar a la respiración.
Los resultados obtenidos en los diferentes estudios que han investigado una asociación entre la RA y los trastornos del sueño de forma global son conflictivos. Un reciente metanálisis concluyó que la RA aumentaba el riesgo de determinadas alteraciones del sueño durante la noche (como insomnio, enuresis nocturna, sueño intranquilo, trastornos respiratorios del sueño y ronquidos) y durante el día (como dificultad para despertarse, somnolencia, dolor de cabeza por la mañana y uso de medicamentos para dormir), aunque el grado de certidumbre de la asociación fue muy bajo. En esta línea, el uso de cuestionarios validados también sugiere que la calidad del sueño es peor en los niños con RA, especialmente los que tienen peor control de la enfermedad.
La RA puede afectar al sueño a través de diferentes mecanismos. En primer lugar, la congestión nasal, junto con la hipertrofia de las amígdalas y adenoides que puede producirse como consecuencia de la inflamación crónica, reduce el tamaño de las vías aéreas y aumenta la resistencia al flujo del aire. Además, la RA induce la liberación de mediadores de la inflamación y se asocia con alteraciones en la conducción nerviosa mediada por el nervio trigémino que podrían afectar al sueño. Finalmente, otras enfermedades que suelen coexistir con la RA, como la ansiedad, la depresión o el asma, también pueden tener un gran impacto en el sueño.
Tratamiento de la RA y efecto en el sueño
Algunos tratamientos que reducen la congestión nasal y la inflamación pueden tener un efecto positivo sobre la calidad del sueño y la calidad de vida de los pacientes, aunque no todos los tratamientos son eficaces en este sentido.
- Los descongestivos tópicos reducen la congestión nasal, pero pueden alterar el sueño por su efecto estimulante o por el riesgo de rinitis medicamentosa. En esta línea, se ha descrito que el tratamiento con budenosida intranasal en niños podría reducir la congestión, así como el cansancio y la somnolencia, además de mejorar el sueño y la calidad de vida.
- Los antihistamínicos con efecto sedante están contraindicados por sus efectos adversos, especialmente en los niños que ya tienen problemas del sueño. Los antihistamínicos no sedantes se utilizan para tratar la rinorrea, los estornudos y el picor, aunque su efecto en la congestión nasal es menor. Algunos estudios respaldan una mejoría de la calidad del sueño con el uso de antihistamínicos, mientras que otros señalan un aumento de la somnolencia asociado al tratamiento.
- Con respecto al montelukast, se ha planteado que podría reducir la gravedad de la AOS y mejorar la calidad de vida en los niños que la padecen. Sin embargo, preocupa el uso de este fármaco en los niños debido al riesgo de efectos adversos neuropsiquiátricos.
Conclusiones
La RA es común en los niños y puede afectar tanto a la calidad del sueño como a la calidad de vida. Varios estudios apuntan a la RA como un factor de riesgo de ronquidos recurrentes y de AOS, aunque el grado de certidumbre de la asociación es bajo. El tratamiento adecuado de la RA en los niños puede mejorar los síntomas, evitar el deterioro del sueño y, probablemente, reducir la gravedad de la AOS.